Jordi Raich, Cruz Roja Internacional. AFP


El director regional de la Cruz Roja Internacional (CRI) Jordi Raich advirtió este miércoles en Honduras que la situación de violencia que golpea el Triángulo Norte de Centroamérica se mantendrá por mucho tiempo, hasta que se busquen soluciones "globales" para la zona.

"La violencia está pasando desde hace mucho tiempo y no creo, por desgracia, que vaya a desaparecer en un futuro inmediato", alertó Raich en declaraciones a la AFP.

"No quiero decir que no haya solución pero va a tener que ser una solución global, debe incluir diálogo, desarrollo, menor desigualdad, mayores oportunidades para los jóvenes", añadió.

También subrayó que "no se va a resolver con una sola medida, como la seguridad", que es el enfoque que han adoptado los gobiernos.



La CRI se estableció en Guatemala, El Salvador y Honduras (integrantes del Triángulo Norte de Centroamérica) y México para atender a las víctimas de la violencia, desplazados, migrantes y privados de libertad, en una de las regiones sin guerra más violentas del mundo.

Desde hace dos décadas se recrudeció la violencia en las barriadas pobres de la región por el surgimiento de pandillas que asesinan, extorsionan y asaltan, así como cárteles del narcotráfico.

En Tegucigalpa, Raich visitó barrios marginales con presencia de pandillas, donde trabajan voluntarios de la CRI. Tenía previsto trasladarse a San Pedro Sula (norte) con los mismos propósitos.

Aconsejó que la tasa de homicidios que utilizan los gobiernos como variable para medir los niveles de violencia sea ajustada con otros indicadores, porque resulta insuficiente.

Como ejemplo, señaló que algunos países registran una disminución en la tasa de homicidios por cada 100.000 habitantes porque bajan los asesinatos pero "aumentan los desaparecidos".

Raich indicó que en Colombia, donde trabajó tres años, y en Centroamérica, los voluntarios de la CRI dialogan con los líderes de las pandillas y las comunidades para garantizar su seguridad.

De esa manera pueden desarrollar el trabajo humanitario en salud y educación, aunque a veces resulta complicado porque con frecuencia en las pandillas cambian de líderes.

También dijo que prestan asistencia a los emigrantes a lo largo de su travesía desde Honduras, El Salvador, Guatemala, México y hasta Estados Unidos y cuando son deportados a sus países.